[fusion_builder_container admin_label=»Intro» hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» enable_mobile=»no» parallax_speed=»0.3″ video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» border_style=»solid» padding_bottom=»100px» admin_toggled=»no» type=»flex»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ spacing=»» center_content=»no» hover_type=»none» link=»» min_height=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»left top» undefined=»» background_repeat=»no-repeat» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»» margin_bottom=»» animation_type=»» animation_direction=»left» animation_speed=»0.3″ animation_offset=»» last=»true» border_sizes_top=»0px» border_sizes_bottom=»0px» border_sizes_left=»0px» border_sizes_right=»0px» first=»true»][fusion_title hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» content_align=»left» size=»3″ font_size=»» line_height=»» letter_spacing=»» margin_top=»» margin_bottom=»» text_color=»» style_type=»default» sep_color=»»]
Pasos a seguir en un camino de otoños, inviernos, primaveras y veranos
[/fusion_title][fusion_separator style_type=»single solid» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» sep_color=»#74c5da» top_margin=»0″ bottom_margin=»30px» border_size=»4″ icon=»» icon_circle=»» icon_circle_color=»» width=»150px» alignment=»left» /][fusion_text columns=»» column_min_width=»» column_spacing=»» rule_style=»default» rule_size=»» rule_color=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»»]
Para sanar los traumas, que no es el evento traumático, sino la desregulación del sistema nervioso autónomo, se necesita mucha paciencia, tiempo, espacio y responder al llamado del alma. Él suavemente te llama por tu nombre para que vayas, lentamente, moviendo tu cabeza, llevando tu mirada hacia el corazón que está roto, trizado o congelado en un espacio de no tiempo.
Primero, escucha la invitación: el dolor, el cansancio, las emociones—como la rabia y la pena—son sonidos que usa el alma para llamarte y detener tu constante movimiento.
Segundo, observa afuera y mira el hogar ¿cuánto está de más? Comienza muy despacio a desprenderte y regalar lo que no usas ni necesitas.
Espaciar el espacio, donde tu mirada y tus pies sientan amplitud.
Tercero, mira el corazón y pregúntale ¿quiénes son las personas con las cuales disfrutas? ¿Con quién te sientes seguro? y ¿Con quiénes puede reír y jugar? Hacer la lista y generar un encuentro diario, como del zorro y el Principito, de amistad y cercanía, para sentir que esta red te contiene.
Cuarto, observa en ti ¿qué te gusta hacer con las manos? Jardinear, tejer, pintar, cocinar, bordar, tocar un instrumento, escribir con lápiz, pintar mandalas, hacer cerámica, lavar la loza, limpiar, peinar a tus hijas. Comienza a poner atención y consciencia en tus manos cada vez que realices esta acción y, a voluntad, hacerlo lentamente y en presencia.
Quinto, inicia una rutina de caminar, un caminar lento. Solo eso, caminar, sin el teléfono, sin prisa. Y aprende a estar atent@ al congreso interno—las muchas voces que están en tu interior—y comienza a identificarlas, dándoles un nombre y la bienvenida sin juicio. Comienza el camino del autoconocimiento.
Sexto, busca en tu baúl interior ¿en qué crees ? Busca esa fe escondida allí en la infancia, debes desempolvarla y ponerla en un lugar visible para ti. No importa el nombre y, si no aparece, piensa qué cosa te hace sentir devoción: ¿la naturaleza? ¿Una canción? ¿Una pintura? ¿Una persona? ¿Una parte de ti mism@? ¿Una oración? ¿Una frase? Lo que sea, dale un espacio y ponlo visible afuera, ojalá en varios lugares para que te recuerde que hay algo Más Grande que existe y te mira con Amor.
Séptimo, busca una foto de tu niñ@ y ponla en tu velador para que, todos los días, saludes a ese niñ@ que habita en ti. Dile “eso que pasó, ya pasó”, y ofrécele algo entretenido para el día.
Así lentamente vas a ayudarl@ para que salga del miedo, de la vergüenza y del sinsentido.
Estos pasos, si los vas incorporando en el día a día, van a ir generando en tu interior CALMA, que es el ingrediente esencial para iniciar un tratamiento de sanación de traumas.
Una de las secuelas del trauma es la vivencia de vulnerabilidad y sensación de falta de poder.
Estos siete puntos están en tus manos.
Es una invitación a sentir el empoderamiento.
Seguiré dando pequeñas indicaciones para ir creando condiciones hacia la sanación.
Vilma Bustos.
[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]