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Hoy fui visitada en todas las sesiones por las ancestras del linaje materno. Fueron bellos movimientos de reconexión con la madre, las abuelas, las bisabuelas y las tatarabuelas.
Hay una historia que quisiera compartir, por la belleza del amor materno y por cómo el trauma distorsiona la realidad y genera un patrón que hace que la Matrix del amor se altere.
Recibí a una mujer sencilla y suave, aunque en su caminar y mirada observé fuerza y vitalidad. Esta observación me hizo sentir la presencia de su madre en ella. Al consultarle qué la traía a la sesión, comienza a llorar y me dice que su mamá no la quería y su abuela materna la rechazó desde el momento de nacer.
Escuché su lluvia y mis oídos, conectados con mi corazón y Lo Más Grande, me hacen sentir una música que desentona con su aspecto de una mujer de sesenta años, con una mini de cuero, vestida armoniosamente, muy cuidada, sin exageración, atractiva y muy bien combinada.
La invité a observar la consulta para autorregularse y traerla al presente (justo había tenido un llamado intenso de llenar una esquina de mi consulta con plantas, así que fui en un rápido movimiento al easy a buscar a mis amig@s). Cuando esta mujer miró, estaban allí instaladas «María», «Jorge» , y la «Maite», tres bellas plantas que me guiñan el ojo cuando las miro y busco apoyo en ellas. Cuando le guiñaron el ojo a la consultante, ella sonrió, la lluvia de sus ojos se detuvo, volvió a mirarme, y pude ver en sus ojos que estaba más calma y que podíamos abrir la constelación.
Tenía una hipótesis tan distinta a lo que ella me decía, así que estaba muy curiosa de ver si lo que intuía se hacía realidad.
Allí estaba la configuración familiar, ella, su mamá y su abuela.
Wow… lo que aparecía en su lugar era una niña muy cuidada físicamente, muy acicalada por su madre. Ella era la segunda hija, después de su hermano mayor.
La historia mostraba que la abuela no quería mucho a su padre y que, como ella era la «hija de papá «, la rechazaba y no la veía.
Al contrario de su creencia que su madre no la quería, aparecía una madre muy feliz con su hija. Había llegado la «mujercita» para completar la «parejita», y esta bebé era la muñeca de mamá, que se preocupaba de vestirla con ropa linda y muy bien combinada. La percepción que tuve a la primera mirada de su imagen estaba confirmadísima, en su preocupación por el bien vestir, estaba la huella de su madre y su amor.
Cuando le comenté esto, se asombró y se emocionó con esa lluvia suave y armónica que mi corazón conoce y lo hace suspirar.
¿De dónde venía esta sensación de rechazo entonces?
Le pedí que se pusiera en el lugar de su madre, y allí encontramos una pista: la madre se percibía muy triste y miraba al suelo, lo que en las constelaciones significa que se mira a un muerto o se quiere ir a la muerte .
¿Qué pasó con tu mamá cuando pequeña?
No supo qué decirme.
Entré a ese lugar y se sentía mucha tristeza, y se me mostró que la madre, mientras cocinaba, estaba llorando, muy triste. Cuando la consultante entraba a la cocina y se acercaba a la madre, esta le daba la espalda para que no la viera llorar y la consultante niña se sentía rechazada y se iba de su lado.
La consultante asentía, mientras le comentaba esta imagen, moviendo su cabeza afirmativamente y, nuevamente, emergió la lluvia por sus ojos, pero esta vez eran suaves y dulces, comprendiendo que su madre la protegió con «este rechazo» de su tristeza y lágrimas.
Volvía a preguntarme: ¿Qué ocurrió en este sistema familiar donde la madre ocultaba su tristeza y sus lágrimas?.
Cuando entré al lugar de la abuela, confirmé el mismo patrón: ella también, mientras cocinaba, lloraba. Y la hija, cuando entraba a la cocina, su madre le daba la espalda.
Fuimos a la madre de la abuela, la bisabuela de la consultante y encontramos una tristeza inconmensurable, mirando hacia el suelo.
¿Quién murió? Volví a preguntar.
Y allí la consultante recordó y me dijo: Mi tatarabuela era del campo, tuvo siete hijos, y cuando salía con el tatarabuelo a trabajar, dejaban a cargo a la hija mayor, (su bisabuela) de no más de 12 años, de los hermanos y de la última hija, una bebé de meses. Una tarde volviendo de estas jornadas, encontraron muerta a la bebé y la madre, en shock, echó la culpa de la muerte de la bebé a su hija.
Habíamos encontrado el hecho de donde venía la experiencia del rechazo.
La vivencia de rechazo de la bisabuela por parte de su madre, había viajado de generación en generación hasta que llegó a mi consultante, junto con el profundo dolor de la pérdida y la culpa.
Todas esas mujeres habían recibido y tomado la pena de esa tragedia y la llevaban oculta en sus corazones y, cuando cocinaban afloraba y, para proteger a sus hijas, les daban la espalda para no ser vistas en esta expresión tan dolorosa y, sin saber, repetían el trauma del rechazo .
Una vez que encontramos el nudo donde el amor quedó atrapado, vino la liberación y la sanación con las frases curativas.
La madre se contactó con su bebe que murió de una bronconeumonía y le dijo a su propia madre: «querida mamá era mi fecha de vencimiento y mi hermana no tuvo nada que ver con mi muerte».
La madre pudo llorar a su bebe, soltar la culpa y liberar a su hija de la muerte de su hermana.
Se le dio un lugar a ese bebé y se la reconoció como parte de la familia.
La abuela pudo ser vista por su madre liberada de la culpa, y pudo también devolverle la profunda pena que llevaba por ella.
La abuela pudo ver a su hija y liberarla de la culpa y tristeza.
La madre de la consultante pudo ver a su hija y liberarla de esa sensación de rechazo que vivía desde pequeña.
Aquí podemos ver como una posterior puede estar identificada con la bisabuela.
Y la consultante, mirando a su bisabuela, le pudo decir: «querida bisabuela, te veo, te reconozco y dejo contigo tu duelo por tu hermana menor y todos los sentimientos de rechazo que experimentaste, eso es tuyo y sólo tú lo puedes llevar, porque todo eso es parte de tu destino y no del mío».
“Por favor bisabuela bendíceme para que pueda disfrutar de la buena vida que me ha tocado y, mientras disfruto de esta vida, te recordaré y seré feliz en tu nombre y en el de tu hermana».
Un viaje transgeneracional. Un viaje de una profunda sanación.
Invoco a Lo Más Grande para que este relato llegue a los corazones que resuenen con esta experiencia y sean sanados. Amén.
Vilma Bustos Coli
Psicóloga Clínica PUC
Consteladora Familiar
Experta en trauma individual y social
Practitioner Somatic Experiencing
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