Las maldiciones por amor no correspondido y las constelaciones familiares

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Al parecer, el Gran Misterio me ha estado enviando mensajes acerca de las maldiciones por amor no correspondido para tener una mayor comprensión y aceptación de estos movimientos que dañan a las personas y a los sistemas. De esta forma, podemos reconocer en nosotros un aspecto de la sombra, cuya base es la arrogancia y su fondo la profunda pérdida de conexión con lo divino.

Llegó una mujer de unos setenta años, de ojos curiosos y movimientos cancinos y rápidos. Al verla, me asombra su vitalidad, pero percibo un gran peso en sus gestos y movimientos. Es una mujer resuelta, viuda hace cuarenta y cuatro años cuando su marido falleció en un accidente en una cuatrimoto. 

Cuando me contó eso, observo en mi interior al Gran Misterio y le digo: “Ayer también hubo un accidente en una moto de cuatro ruedas. ¿Estaré en la lista de los accidentados en moto que van a pasar al estado de limbo al encuentro con TU luz?”. El Gran Misterio solo me sonrió como respuesta. A veces puedo sentirlo y le hago estos comentarios para aliviar el impacto que significa contener una historia difícil. 

En el presente, frente  a mí, tenía a una mujer que, pese a sus años, tenía un brillo de juventud. Me dijo que quería constelar su relación con su marido pues, a pesar de los muchos años que habían pasado, seguía sintiendo un lazo desde la negatividad que le producía sueños vívidos donde peleaban. Cada vez que despertaba era como si él estuviera vivo.

Le expliqué que, desde la mirada de las Constelaciones Familiares, las personas que mueren en accidentes no saben que están muertas y reciben un shock tan fuerte que, al no ser conscientes de la salida de su alma del cuerpo, quedan suspendidos en el espacio entre el aquí y el allá.

En mi formación con Bert Hellinger, me tocó ver constelaciones en que la temática eran muertes accidentales. En ellas, Hellinger ayudaba a las almas a tomar consciencia de su muerte mostrándoles el camino a seguir, con lo que generaba alivio en el consultante y permitía que el alma en el limbo transitara y encontrara la paz.

Mi mente recorría recuerdos y, de la formación, saltó a las experiencias cuando me tocó apoyar a quienes perdieron seres queridos en el terremoto del 2010. Durante mucho tiempo muchas personas fueron a mi consulta con animitas o fantasmas. Eran pacientes que se sentían decaídos, tenían sueños de muerte o experimentaban traumas por el terremoto. Cuando llegaban a mi consulta yo percibía esas almas que los acompañaban, muchas de niños pequeños.

Para que las personas no se asustaran en esas consultas, yo indagaba de a poco acerca de su sensibilidad y su conexión con mundos invisibles. Además, cuando ya contaba con las claves de las personas altamente sensibles (PAS), les comentaba que estaban acompañadas por almas o que, muchas veces, al darles conciencia de su existencia, los llenaba de alivio, risas y naturalidad. Era como si percibir a los muertos fuera algo normal, pero en esas consultas había un pacto implícito de entendimiento.

En esa época, junto con el apoyo de las constelaciones, me llegó una bella oración para las almas en tránsito que entregué a muchos consultantes. Hacer un rito de despedida las aliviaba y yo les decía que era una consulta para los dos, el vivo y el muerto. Las experiencias que he tenido con el mundo invisible dan para muchos relatos, tengo una especie de Isapre del mundo invisible que, últimamente, llena mi agenda.

Al decirle a la consultante que podíamos ver qué pasaba con su marido, ella suspiró aliviada. Le pedí que pusiera dos lugares, uno para cada uno. En ese momento, aparece una profunda tristeza y, debajo de ella, emerge una rabia y una contracción corporal de cierre. Su cuerpo era como un bloque cerrado. Le pregunté qué había pasado entre ellos, si el vínculo había sido difícil. A lo que me contestó que sí, que él había sido infiel muchas veces y que, al morir, le confesó que tenía otra relación hace cuatro años con una mujer muy joven. Había sufrido mucho con él.

Le dije que en las relaciones de pareja todo es compartido y ella solo estaba viendo su parte. Al parecer, su marido estaba buscando algo que ella no le podía dar y que, a su vez, era el amor que su madre no le dio. Me miró con los ojos húmedos asintiendo. Le pedí que se pusiera en el lugar de su marido y me dijo que sentía mucha tristeza, como si estuviera perdido. Confirmé lo que decía y me puse en el lugar hacia donde miraba representándolo para comprobar una intuición y, al hacerlo, estuve seguro que era un embrujo.

Al ponerme en ese lugar, sentí el fuego de la lujuria con una sensación de posesividad profunda y soberbia. La consultante seguía en el lugar del marido sin saber lo que yo representaba y, al preguntarle cómo se sentía, me dijo que tenía una sensación sexual que no le permitía moverse ni dejar de mirarla, era una atracción muy poderosa. Esto me permitió comprender el campo y lo que había sucedido y nos embarcamos en frases curativas de inclusión del embrujo y la mujer que lo había hecho. De esta forma, el nudo que atan las hechiceras o los deseos negativos de los egos tomados por la sombra se liberaron y sanaron. Un dos por uno, como los tiempos del terremoto.

Al liberar a su marido y a ella de ese embrujo de amor no correspondido, miramos a las madres de cada uno que no habían podido entregar el amor que necesitaron cuando pequeños, dejando una profunda herida que no les permitía estar disponible para el amor en pareja. Él, buscando a su madre en cada mujer que invitaba al amor, una madre que vivió pérdidas de hijos y una familia donde la guerra e inmigración generaron locura y asesinatos. Ella, una madre no disponible para el amor íntegro, donde la sexualidad y el corazón van juntos. Su madre odiaba el sexo y vivió situaciones difíciles en su matrimonio de abuso y violación, patrón que le había heredado inconscientemente.

Nos encontrábamos en un viaje de consciencia y reconciliación a través de las madres. No es extraño encontrar parejas en que las heridas de la infancia son las mismas y que los niños, en su pensamiento mágico, eligen a un ser parecido en las heridas pensando que sanarán juntos. Sin embargo, lo último no ocurre.

Después del reencuentro de cada uno con su madre, volvieron a mirarse y apareció una verdad, sorprendente para mi, pero solo una confirmación para ella de señales que había tenido el día del accidente. Su marido, percibiendo el embrujo del cual no podía liberarse y amando a su mujer, a pesar de no estar disponible para él, pidió al Gran Misterio que adelantara su muerte para dejar de hacerla sufrir y mostrarle su amor a ella. El accidente fue un suicidio. De esta revelación él le habló y le pidió perdón, confirmando el amor que siempre le tuvo. La consultante, ya más esponjosa, pudo, por fin, pedirle perdón por no estar disponible para él, siendo consciente del patrón y aceptando su declaración de amor. Los dolores de su corazón aparecieron y pudo expresarle que necesitaba tiempo para sanarlo desde esta nueva comprensión. Eran años de dolor y rabia.

Después de estas revelaciones, ayudamos a su marido a seguir el camino hacia la luz y cerramos, sintiendo un profundo alivio y un nuevo espacio de paz. Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que la consultante me dijo que estaba muy cansada, como si se hubiera drenado toda su energía. Le dije que era normal, que en estos viajes el cuerpo se resiente e incluso duele, pero que pasará. Entonces, me relata su último día con su marido, donde él hizo un sinnúmero de cosas insólitas, que ahora podía ver que se estaba despidiendo.

Esta fue una constelación que trajo muchas verdades a la luz, siendo la más importante que el Amor nunca los abandonó, pero no pudieron ir más allá de los patrones inconscientes de desamor entregados por sus madres, guerras y migraciones.

Espero que este relato llene de luz la sombra de resentimientos que a veces se acumulan en nuestros corazones, endureciendose e impidiendonos ir a la vida y estar en ella.

Vilma Bustos Coli
Psicóloga Clínica PUC
Consteladora Familiar
Experta en trauma Individual y Social
Practitioner Somatic Experiencing

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