Trauma

7 Pasos a seguir en el camino del trauma y la sanación

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Trauma y Sanación: siete pasos a seguir en un camino de otoños, inviernos, primaveras y veranos.
Para sanar los traumas, que no son el evento traumático en sí mismo, sino que la regulación del sistema nervioso autónomo, se necesita de paciencia, tiempo y espacio. Debes responder el llamado del alma, que suavemente te llama por tu nombre para que muevas lentamente tu cabeza y mires tu corazón roto, trizado y congelado en un espacio de no tiempo.
En primer lugar, debes escuchar la invitación. El dolor, el cansancio, la rabia, la pena y las emociones en general son sonidos que usa tu alma para llamar tu atención y detener tu movimiento.
En segundo lugar, debes observar tu hogar. ¿Cuántas cosas hay de más? Comienza a desprenderte de lo innecesario, regala lo que no usas ni necesitas. Espaciar el espacio es necesario para sentir la amplitud a través de tu cuerpo.
En tercer lugar, debes mirar tu corazón y preguntarle quiénes son las personas con quienes disfrutas, te sientes seguro, ríes y juegas. Haz una lista y organiza encuentros diarios, como el Zorro y el Principito, cultiva la amistad y la cercanía. Necesitas una red que te contenga.
En cuarto lugar, pregúntate qué te gusta hacer con las manos. Puede ser jardinear, tejer, pintar, cocinar, bordar, tocar música, escribir, esculpir, limpiar, peinar, o lo que sea. Pon atención y consciencia en tus manos cada vez que realices estas actividades para estar presente.
En quinto lugar, inicia una rutina de caminar, un andar lento. Solo debes caminar, sin el teléfono, sin prisa. Esto servirá para que estés atent@ a tu congreso interno, todas las voces que viven en tu interior, y las identifiques, las nombres y dales la bienvenida sin juicios. Este es el inicio del autoconocimiento.
En sexto lugar, busca tus creencias en tu baúl interior. Busca tu fe, aquella que se esconde en un rincón de tu infancia, debes desempolvarla y ponerla en un lugar visible. No importa el nombre. Si no la encuentras, pregúntate por qué sientes devoción. Puede ser la naturaleza, la música, el arte, una persona, una parte de ti misma, una oración, una frase, lo que sea. Lo importante es que le des un espacio visible en lugares que te recuerden que hay algo Más Grande que existe y te mira con Amor.
En séptimo lugar, busca una foto de tu niñ@ y ponla en tu velador. Saluda a tu niñ@ todos los días y dile “eso que pasó, ya pasó”, luego ofrécele algo entretenido para ese día. Así, poco a poco, vas a ayudarl@ a sacar el miedo, la vergüenza y el sinsentido.
Incorpora estos siete pasos en tu día a día para generar CALMA en tu interior. Esta es esencial para iniciar un tratamiento de sanación de trauma, ya que una secuela de este es la vivencia de vulnerabilidad y la sensación de falta de poder. Estos siete pasos están en tus manos, son una invitación a empoderarte.
Vilma Bustos Coli
Psicóloga Clínica PUC
Consteladora Familiar
Experta en trauma individual y social

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Pasos para la sanación de traumas

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Los traumas están dentro de ti, en tu cuerpo, allí están ocultos, silenciosos y arropados por fríos inviernos, de años y años, sin tiempo. 

Te han arrebatado pedacitos de tu ser.

Te han arrebatado la tibieza que brinda el amor.

Te han arrebatado las caracoladas sonrisas de tu infancia.

Te han arrebatado la experiencia de un vivir en sinceridad.

Te han arrebatado el sentido del caminar.

Hoy, aquí y ahora, respiras, inhalas y exhalas…estás VIV@.

Hoy, aquí y ahora, muy despacito, lentamente puedes. HOY puedes, ir a esos lugares de rapto y rescatar a tu ser, rescatar la tibieza del amor, las risas de la infancia, la sinceridad del vivir y el sentido de tu caminar.

¿Cómo?

  1. Camina lentamente.
  2. Mira a tu alrededor.
  3. Permite que te inunden los suspiros.
  4. Dale la bienvenida a las lágrimas.
  5. Dale la bienvenida a todo el sentir de tu cuerpo.
  6. Observa la primavera, todos esos brotes en germen eres tú. Tú estás allí a punto de florecer.
  7. Date tiempo, un tiempo de escucharte, es solo sentarse,respirar y esperar para que vuelvas a casa y te des la bienvenida.  

El Gran Misterio te está esperando.

Sonríete y dite  «todo está bien»…

Así permitirás el ingrediente básico del inicio de la sanación de los traumas: La CALMA.

Vilma Bustos Coli
Psicóloga Clínica PUC
Consteladora Familiar
Experta en trauma individual y social
Terapeuta Somatic Experiencing
WhatsApp: 976681006

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Constelaciones Familiares, pobreza y resiliencia

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Cada día me dispongo a estar abierta al gran Misterio mirando la montaña que me regala a través de los ventanales de mi nueva consulta. Mientras lo hago, agradezco y pido ser como ella, para poder sostener y acompañar en el viaje a los que son llevados a verse a sí mismos y repararse.

Hoy fui invitada a volver a mirar la pobreza, esa de fríos inviernos sin zapatos, de compartir una bolsa de té y la mitad de una marraqueta entre varios y tomar ese caldo de huesos cocidos varias veces, esa de miedos, angustias y terrores al escuchar los gritos y peleas de los padres—gritos que se anclan en el fondo de los oídos y continúan resonando hasta llegar la noche en el corazón de los niños—.

“Pienso en el hambre, el frío, los terrores nocturnos, las pesadillas que hacen mojar la cama y las palizas silentes de mi padre”.

Llega un hombre de 55 años pidiendo ayuda y buscando la causa de su Psoriasis. Lo envió su mujer y, antes que pudiera preguntarle, se presentó abierto, sincero y curioso. Entramos en su relato y fuimos, poco a poco, reviviendo la pobreza cruda, silenciosa y despojada de poesía.

Era un profesor de electricidad y, con el tiempo, la astucia y el tesón lo llevaron a crear su empresa de servicios eléctricos que mejoró su situación. Estaba acongojado por la soledad, la distancia que sentía con su mujer y las crisis recurrentes de pareja. Sentía que ella no lo entendía porque él quería estar siempre pegado a ella y su familia, escapando de la soledad que lo llevaba a un lugar oscuro de angustia y compañía masculina.

En el pasado, su madre lo logró meter a un colegio privado en el que, si lograba pasar un examen, sería becado. Tenía una gran habilidad matemáticas y, pese a su silencio y timidez, logró el puntaje máximo y lo recibieron. Esta oportunidad le abrió las puertas del conocimiento, pero también de experiencias difíciles que lo marcarían de por vida.

Mi primera chaqueta, de segunda mano arreglada por mi mamá, me hizo creer que iba a pasar desapercibido, que podría ser uno más. Pero, apenas entré, me di cuenta que estaba pasado de moda y comenzó una larga cadena de bullying. Todos los días no era solo ir a aprender, sino que era rechazado por mi pobreza”.

“A mis trece años, un sacerdote, el inspector del colegio, comenzó a seducirme y darme atención. Me protegía del bullying, pero también me daba muestras de “afectividad” que no entendía. Durante un año y medio fui abusado por él. Guardé estos hechos toda mi vida, lo que me generó una profunda angustia y ansiedad, y solo lo he podido compartir con mi mujer ahora. Mi vida se tiñó por esta experiencia”.

Mientras acomodaba mi alma inquieta y escuchaba el relato, miraba a la montaña y le pedía que me sostuviera y me diera la fuerza para sostener. Miré a este hombre y su niño y le dije:

—Sobreviviste—y, con un tono claro y curioso le pregunté— ¿Qué te ayudó a sobrevivir?”.

— Mi inteligencia y el deseo más profundo de salir de la pobreza.

—¿Qué quieres ver en la constelación?

—Quiero saber y sanarme de esta profunda soledad que siento, y que me lleva a buscar esos recuerdos de lo que recibí del sacerdote con hombres que me disminuyen a esa vivencia. Es como si, en esa época, esa experiencia me hubiera protegido del dolor.

Sin indagar más, para no abrir más heridas traumáticas y retraumatizar su cuerpo y corazón roto, abrimos la constelación. Le pedí que eligiera una huella para él y dos más (en adelante, la 1 y 2)—plantillas para representar en la consulta—. Puso la suya frente a las otras dos. El campo traía información y se sentía muy pesado, una atmósfera de mucha pena y dolor. El viaje había empezado, ¿dónde nos llevaría?

Desde mi intuición, le dije que la huella 1 representaba al bien y la 2 el mal y, al ponerse en cada lugar, observamos que él las miraba a las dos y, a su vez, ambas le devolvía la mirada. Antes de decirle nada, me dijo que la 1 era su madre y la 2 su padre, informacion del campo que me orientaba.

Miró las huellas señaladas como bien y mal y le dije:

—Sobreviviste al mal—. Y le comenté que conocía a un hombre, semejante a su historia, que cuando adulto el mal se instaló en él y abusó de sus tres hijas por largos períodos de tiempo (incesto). En cambio, él había logrado sentir impulsos de mal cuando aparecieron los espacios de profunda y angustiosa soledad. —El mal no pudo contigo—. Entré en cada huella para sentir lo que había ahí. Generalmente lo hacen los consultantes, pero a veces lo hago yo, cuando, como en esta ocasión, tengo certeza de la vulnerabilidad del corazón y el peso que lleva. Me puse a su servicio y sentí el voltaje del trauma, era imperativo ecualizar esas fuerzas. 

Sentí el lugar del mal, y apareció la verdad: el padre se materializó y yo vi sus castigos y maltratos, prácticamente torturas desde muy pequeño. Cada vez que hacía una pequeña travesura, no quería que llegara la noche ya que le esperaba el dolor. Llegó a poner cartones bajo el pijama para resistir los correazos, golpes y palos. Eran jornadas de terror, soledad y angustia.

Le dije que esa era su Psoriasis, la representación de su padre en su piel. Asiente, su padre también tuvo Psoriasis. Y, en una forma de llamar a la compasión en las constelaciones y usar los campos de información que nos dan, le dije que iríamos a ver la infancia de su padre. Lo vimos a los tres años, un niño inocente que vivía en la profunda pobreza material y espiritual siendo abusado y maltratado en un lugar lleno de violencia. Había conocido más torturas de lo que ese pequeño pudo soportar sin dejar que el mal se apoderara de él para sobrevivir.

Estas experiencias de trauma, tan profundas y violentas, generan en el sistema nervioso y dragón lleno de odio, resentimiento y furia desatada. Es tan grande la sensación de ira asesina, que de alguna manera se debe descargar y, así, se termina golpeando y abusando a otros. Otras formas son la eyaculación, las adicciones al alcohol y las drogas, o pastillas que disminuyan la angustia.

La energía de trauma que llevaba su padre cuando niño, el consultante la vio con los ojos de su alma. Así, para salvar el alma de su papá y aliviarlo, tomó el rol de cuidador y salvador para aliviarlo a través de las travesuras que provocaban los golpes que, al aliviar el cuerpo del padre, también lo hacía la angustia del niño.

Toda la energía de trauma del padre también la heredó su hijo, convirtiéndose en un patrón y llevándolo al encuentro con el sacerdote, al que vio como un padre bueno que nunca conoció y con una vivencia de alivio del dragón en lo sexual.

En un nivel humano, lo que vivió fue un trauma que lo dañó. En un nivel más profundo, observando lo ocurrido biológicamente en su sistema nervioso, esa experiencia lo ayudó a descargar energía que, a los trece años, podría haber asesinado a su padre. Fue en la época en que se defendió y, finalmente, se alejó del sacerdote.

El hombre pudo, biológicamente, autorregularse lo necesario para liberarse del voltaje y salir del congelamiento. Desde aquel momento de empoderamiento, comenzó a expresarse a golpes y a sacar la voz para defenderse. Además, su inteligencia lo llevó a la universidad.

El consultante danzaba entre el asombro, las lágrimas y la comprensión. El amor ciego se convirtió en compasivo. Se dio cuenta que él era como su padre—lo que rechazas es en lo que te conviertes—. Comprendió que la búsqueda de compañía masculina, cuando lo invadían sensaciones de soledad y angustia, era un acoplamiento y una lealtad a su padre, un acto inconsciente de recibir amor de él.

Miró a su padre y le dijo:

—Querido papá, ahora te veo y te reconozco, y puedo comprender todo lo que viviste y sufriste. Sé que no pudiste liberarte del mal. 

—Querido hijo, no pude. No tuve la fuerza para detenerlo dentro de mi. Anhelé que tú sí pudieras, que con la inteligencia que te heredó tu madre lo harías. Estoy orgulloso de ti—contestó el padre.

—Papá, sobrevivimos. A pesar de todo lo que pasó, estoy vivo, aquí, y me quedo en la vida. Tomo tu anhelo de una mejor vida, de dignidad, y te pido, por favor, que me des tu bendición para que, cuando venga el mal disfrazado de soledad, me abrace a la paz para resistir—contestó suspirando profundamente y mirándolo a los ojos.

—Querido hijo, tienes mi bendición para que cada día que vivas, la paz te acompañe en la oscuridad y la luz.

Cerramos lentamente la constelación y el hombre que entró a la consulta se veía transformado. Tenía una luz y una liviandad dulce y calma. El amor había triunfado y el bien se equilibró con el mal.

Vilma Bustos.

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Acerca de las crisis de pánico y la inclusión

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Hace algún tiempo fui sorprendida por una paciente con crisis de pánico que se repetía desde hacía cuatro años. Él describió claramente sus síntomas y cómo había recorrido la vida con ellos durante todo ese tiempo, lo que me hizo recordar un viaje similar que yo experimenté hace años. Haber tenido yo misma la experiencia de sus síntomas y haber aprendido a surfearlos, comprender sus causas y darles un lugar en mi, me empoderó para acompañar este proceso de sanación desde la compasión y la real   humanidad.

Mirando y sintiendo al consultante, su cuerpo manifestaba expresiones ferales de pánico: ojos en alerta con el cuerpo tensado y la musculatura preparada para luchar o huir ante la amenaza de un depredador. Iniciar el viaje de las Constelaciones Familiares en ese estado no era muy auspicioso y, para hacerlo más complejo, me di cuenta que los pases mágicos de Somatic Experiencing podrían no ser suficientes.

Ante esto, decidí complementarlo con la Terapia Neural, derivando a la clínica Intersomos. El resultado no se hizo esperar, y la paciente sintió micro vivencias de su crisis, que me dieron la oportunidad de sostenerlo y contenerlo en vivo y en directo, mientras le entregaba un estímulo nuevo para desacoplar las sensaciones corporales desagradables del miedo. En este espacio de relación terapéutica, él pudo asociar que había otra persona que lo sostenía y cuidaba, permitiéndole vivir un nuevo maternaje.

Lentamente fue volviendo al hogar de su cuerpo: sus pupilas volvieron a danzar flexibles, su descolorida piel recobró el color y su cuerpo descargó la energía que lo preparaba para huir. Mientras lo hacía, la imagen de su niña asustada pudo volver y él pudo observar y contenerla, entregando un gran alivio a su cuerpo.

Las personas que experimentan crisis de pánico suelen ser muy amables y educadas, ya que tienden a guardar su rabia y ser complacientes para evitar los conflictos. Al acumular sensaciones negativas y palabras no dichas, el sistema acumula energía, la que se manifiesta y llama la atención a través de los síntomas de un trastorno ansioso o crisis de pánico.

A medida que él asentía, los  instrumentos de Somatic Experiencing tocaban música en su cuerpo, liberando suspiros, eructos y lágrimas que aumentaban la calma y lo tranquilizaban.

Al estar más estable, con su alma retornando a un cuerpo más tranquilo y en calma, pudimos retornar al presente y le pregunté cómo había sido el viaje de transformación de niña mujer a hombre.

Me relató cómo fue llevado por el flujo de la vida al encuentro con las hormonas, sus dos cirugías y su actual dosis periódica de hormonas. Con eso, me planteó si quizás las hormonas estaban activando sus crisis de pánico.

Mirando esta hipótesis, llegamos a convencernos que no debía ser el caso. Entonces, le pregunté si había hecho algún rito de despedida con su niña, y me dijo que no.

Entonces, le comenté acerca de los efectos de  la exclusión en los sistemas, tanto en los familiares como los intra-ser. Así, lo que se niega o excluye se hace presente clandestina e inconscientemente en el ser.

En los excluidos de los sistemas familiares, el alma familiar—que tiene como Ley que todos tienen derecho a pertenecer—toma a los excluidos y los incluye en alguien posterior, manifestándose como síntomas, destinos similares o características y rasgos de personalidad. Por eso la importancia de incluir a todo y todos por igual.

Dicho esto, lo invite a hablar con su niña, hablarle a los ojos y explicarle su cambio corporal. Además, le hizo ver la amplitud de su corazón para amar y la acogió en un lugar de su corazón.

Entonces, como es habitual en mi consulta, el campo de información tocó la puerta suavemente y se me vino a la mente una pregunta sobre si había mellizos o gemelos en la familia. Él me contestó que sí, que sus tías lo eran. Esto me recordó l@s much@s que vienen acompañados intrauterinamente y son dejados sorpresivamente, lo que provoca una primera depresión.

Esta información se acopló a la observación que había hecho de este joven hombre y percibí y sentí una profunda tristeza en la profundidad de su mirada. En ese momento, también recordé tambien una constelacion en Argentina, mientras todavía era alumna, en la que un joven homosexual llevaba en su alma una chica abortada y, por ende, excluida de su sistema familiar. 

Curiosa ante las posibilidades, abrimos una constelación donde situamos a los mellizos. La niña estaba mirando a su hermano. Las frases de verse, reconocerse, extrañarse y de enojo fueron provocando suspiros, descargas y lágrimas que iban confirmando que la niña que quedó viva llevaba el alma de su hermano dentro de ella. La fuerza de la lealtad y Lo Más Grande permitió que esa lealtad en el alma se expresara a través del cuerpo.

El paciente observó esta dinámica de amor y se sorprendió del amor de su hermana y la existencia de su hermano. Lo invité, entonces, a incluir a su hermano y a su niña. Lo invité a decirles: “Ahora los veo a ambos, y ahora los tengo a ambos en mi cuerpo y en mi corazón. Hermano, estás en mi cuerpo, hermana estás en mi corazón.” Lo miré mientras se secaba las lágrimas y le dije “Ustedes son muy bendecidos al poder llevar a ambos conscientemente y así poder amar sin distinción de género. Este es un regalo que hay que atesorar y cuidar, ya que eres parte de los miles de colores humanos en la paleta de la Divinidad”.

La conclusión de esta constelación fue que, si no hacemos un trabajo interno de incluir a los excluidos dentro de nosotros, nunca lograremos un mundo libre de exclusión. Las constelaciones familiares permiten que esta ley de inclusión se haga realidad. A nivel del alma, todos somos Amados tal cual somos.

Agradezco a Lo Más Grande por invitarme a ser un instrumento en esta constelación y poder ver en ella su amor.

Vilma Bustos.

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¿Cómo nos sanamos de los traumas?

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Los traumas están dentro de ti, ocultos en tu cuerpo, silenciosos y arropados por fríos inviernos de años y años, sin tiempo.

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Te han arrebatado pedacitos de tu ser.

Te han arrebatado la tibieza que brinda el amor.

Te han arrebatado las caracoladas sonrisas de tu infancia.

Te han arrebatado la experiencia de vivir en sinceridad.

Te han arrebatado el sentido del caminar.

Hoy, aquí y ahora, respiras, inhalas y exhalas…estás VIV@.

Hoy, aquí y ahora, muy despacito, lentamente puedes, HOY puedes, ir a esos lugares de rapto y rescatar a tu ser, rescatar la tibieza del amor, las risas de la infancia, la sinceridad del vivir y el sentido de tu caminar.

¿Cómo?

  1. Camina lentamente.
  2. Mira a tu alrededor.
  3. Permite que te inunden los suspiros.
  4. Dale la bienvenida a las lágrimas.
  5. Dale la bienvenida a todo el sentir de tu cuerpo.
  6. Observa la primavera, todo esos brotes por germinar eres tú. Estás allí a punto de florecer.
  7. Date tiempo, un tiempo de escucharte, es solo sentarse, respirar y esperar para que vuelvas a casa y te des la bienvenida.  

El Gran Misterio te está esperando.

Sonríete y di “todo está bien”.

Así permitirás el ingrediente básico del inicio de la sanación de los traumas: La CALMA.

Vilma Bustos.

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Trauma y Sanación

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Pasos a seguir en un camino de otoños, inviernos, primaveras y veranos

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Para sanar los traumas, que no es el evento traumático, sino la desregulación del sistema nervioso autónomo, se necesita mucha paciencia, tiempo, espacio y responder al llamado del alma. Él suavemente te llama por tu nombre para que vayas, lentamente, moviendo tu cabeza, llevando tu mirada hacia el corazón que está roto, trizado o congelado en un espacio de no tiempo.

Primero, escucha la invitación: el dolor, el cansancio, las emociones—como la rabia y la pena—son sonidos que usa el alma para llamarte y detener tu constante movimiento.

Segundo, observa afuera y mira el hogar ¿cuánto está de más? Comienza muy despacio a desprenderte y regalar lo que no usas ni necesitas.   

Espaciar el espacio, donde tu mirada y tus pies sientan amplitud.

Tercero, mira el corazón y pregúntale ¿quiénes son las personas con las cuales disfrutas? ¿Con quién te sientes seguro? y ¿Con quiénes puede reír y jugar? Hacer la lista y generar un encuentro diario, como del zorro y el Principito, de amistad y cercanía, para sentir que esta red te contiene.

Cuarto, observa en ti ¿qué te gusta hacer con las manos? Jardinear, tejer, pintar, cocinar, bordar, tocar un instrumento, escribir con lápiz, pintar mandalas, hacer cerámica, lavar la loza, limpiar, peinar a tus hijas. Comienza a poner atención y consciencia en tus manos cada vez que realices esta acción y, a voluntad, hacerlo lentamente y en presencia.

Quinto, inicia una rutina de caminar, un caminar lento. Solo eso, caminar, sin el teléfono, sin prisa. Y aprende a estar atent@ al congreso interno—las muchas voces que están en tu interior—y comienza a identificarlas, dándoles un nombre y la bienvenida sin juicio. Comienza el camino del autoconocimiento.

Sexto, busca en tu baúl interior ¿en qué crees ? Busca esa fe escondida allí en la infancia, debes desempolvarla y ponerla en un lugar visible para ti. No importa el nombre y, si no aparece, piensa qué cosa te hace sentir devoción: ¿la naturaleza? ¿Una canción? ¿Una pintura?  ¿Una persona? ¿Una parte de ti mism@? ¿Una oración? ¿Una frase? Lo que sea, dale un espacio y ponlo visible afuera, ojalá en varios lugares para que te recuerde que hay algo Más Grande que existe y te mira con Amor.

Séptimo, busca una foto de tu niñ@ y ponla en tu velador para que, todos los días, saludes a ese niñ@ que habita en ti. Dile “eso que pasó, ya pasó”, y ofrécele algo entretenido para el día.

Así lentamente vas a ayudarl@ para que salga del miedo, de la vergüenza y del sinsentido.

Estos pasos, si los vas incorporando en el día a día, van a ir generando en tu interior CALMA, que es el ingrediente esencial para iniciar un tratamiento de sanación de traumas.

Una de las secuelas del trauma es la vivencia de vulnerabilidad y sensación de falta de poder.

Estos siete puntos están en tus manos.

Es una invitación a sentir el empoderamiento.

Seguiré dando pequeñas indicaciones para ir creando condiciones hacia la sanación.

Vilma Bustos.

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Trauma Sexual: Un largo camino de Sanación

[fusion_builder_container admin_label=»Intro» hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» enable_mobile=»no» parallax_speed=»0.3″ video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» border_style=»solid» padding_bottom=»100px» admin_toggled=»no» type=»flex»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ spacing=»» center_content=»no» hover_type=»none» link=»» min_height=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»left top» undefined=»» background_repeat=»no-repeat» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»» margin_bottom=»» animation_type=»» animation_direction=»left» animation_speed=»0.3″ animation_offset=»» last=»true» border_sizes_top=»0px» border_sizes_bottom=»0px» border_sizes_left=»0px» border_sizes_right=»0px» first=»true»][fusion_title hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» content_align=»left» size=»3″ font_size=»» line_height=»» letter_spacing=»» margin_top=»» margin_bottom=»» text_color=»» style_type=»default» sep_color=»»]

Un largo camino de sanación

[/fusion_title][fusion_separator style_type=»single solid» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» sep_color=»#74c5da» top_margin=»0″ bottom_margin=»30px» border_size=»4″ icon=»» icon_circle=»» icon_circle_color=»» width=»150px» alignment=»left» /][fusion_text columns=»» column_min_width=»» column_spacing=»» rule_style=»default» rule_size=»» rule_color=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»»]

Caminando hoy por las calles en que la primavera se está insinuando en los árboles embarazados y estrellados, reflexiono acerca de cómo voy a escribir del trauma sexual en la infancia de una manera suave y dulce, en que los que lean sientan mi mirada acunando sus corazones. Y aparece la imagen de hablarle a la niña o niño herido y a su adulto. 

Diagramo en mi mente el partir en dos esta hoja donde escribiré: una columna es para que me lea el adult@ y la otra columna el niñ@.

Imagino pedirle al adult@ que si la niña o niño quieren ir a jugar, lo permitan, pero conociendo a los niños, tan curiosos, probablemente muevan la cabeza con un «no» y digan “quiero quedarme contigo”.

Y aquí, con tu niño y niña pegadit@, puedo contarte que, lo que le das hoy, esa compañía, sostenimiento, el verl@ y escucharl@, es lo que no tuvo cuando fue trasgredid@ en su ser. Esta compañía incansable y consciente, que no pudo recibir de los que debían cuidarlo, protegerlo, escucharlo, la recibe de ti HOY.

Estoy segura que si le pregunto a tu niñ@ “¿cuándo terminó esa experiencia?” Las respuestas que aparecerán son insospechadas: “se murió el padre/abuelo/tío/vecino”,
“ocupa mi lugar la perrita nueva”, “nos cambiamos de casa”, “crecí y me fuí”, “un día me enojé con él o ella”. Es así, hubo un momento en el tiempo en que esta experiencia tan difícil SE ACABÓ.

Esta experiencia que rompió en muchos pedazos el corazón del niñ@, como una forma de sobrevivencia quedó fija en el tiempo y escondida en todas las células de la memoria, esperando ser recogida amablemente para ser zurcida con lo único que sana: el AMOR.

El primer paso para la sanación de esta experiencia tan abrumadora es volver al cuerpo, en aquel tiempo allá atrás. El niñ@ tuvo que salirse del cuerpo, desconectarse, se disoció para poder sostener lo que le ocurría en el cuerpo.

La experiencia de trasgresión de un adulto hacia un niñ@ es abrumadora. El sistema nervioso del niñ@ no está maduro para poder digerir, decodificar, comprender y tantas sensaciones que le recorren en el cuerpo. Por un lado, altas dosis de  dopaminas y endorfinas—hormonas de placer—y, por otro lado, altas dosis de adrenalina y cortisol— hormonas del estrés que impulsan a la lucha o huida—. Esta contradicción hormonal provocan un gran desajuste interno, una locura corporal unida a la experiencia de que es un adulto conocido, que tiene poder sobre él o ella—familiar, sacerdote, vecino, amigo de la familia—y es otra información que el niñ@ no logra decodificar. 

Son como varios software a la vez en un computador en desarrollo.

NO ES POSIBLE para el niñ@ decodificar esta información tan confusa, nueva y que debe mantener en secreto por amenaza o porque cuida a su ya perturbado sistema familiar. Entonces, el sabio sistema del niñ@ se congela, de esta manera se apaga para no explotar, o enloquecer.

¡Sobrevive!

A lo largo del tiempo esta información se guarda allí, en el cuerpo donde quedó sin traducir. Así el/la niñ@ crece, se fortalece y su sistema aprende lenguajes que leen los softwares. Vive otras experiencias que sí son leídas, decodificadas de manera adecuada y que le generan alegría, vitalidad, esperanza, experimenta el ser amado y amar desde un lugar protegido, su cerebro ha madurado.

Y comienza a caminar.

En días de primavera, en días de invierno, en días de otoño, en días de verano. Comienza a percibir que algo no anda bien, en primavera se siente en invierno. A veces, en pleno goce de la caída de las hojas del otoño, ya no ríe ni llora. Las relaciones comienzan a vivirse sin esperanza, sin risas, sin árboles preñados de primavera, sin árboles estrellados. Allí, en el cuerpo, comienzan a aparecer las señales de que algo llama, algo pide ser visto.

Esos softwares no traducidos piden ser decodificados para dejar espacio al sistema, para aliviar al cuerpo que puja para tener más sonrisas y abrazos sin miedos, poder bañarse en las primaveras, sonreír en las lluvias de inviernos y ducharse de sol en los veranos .

El cuerpo quiere VIVIR.

¿Cómo sanarse? 

¿Cómo decodificar estos softwares?

El lenguaje del cuerpo es la SENSACIÓN.

Llegar a decodificar esos softwares contradictorios se hace a través de la consciencia de las sensaciones. En el cuerpo está la sanación, el cuerpo sabe cómo digerir y decodificar el caos para traer el orden.

Es necesario caminar despacio, es necesario pedir ayuda a un terapeuta que conozca acerca de los softwares del cuerpo y que sea un expert@ en sí mism@ en la traducción de sus propios llamados corporales.

Las claves para la elección de esta importante compañía es que conozcas personas que han sido acompañadas por este terapeuta y se vean saludables, funcionando bien y viviendo felices.

Otra clave de elección es chequear si este terapeuta tiene una agenda propia o está centrado en lo que realmente necesitas. No basta decir “debes perdonar a tus padres» o «tienes que hacer esto o lo otro», este tipo de terapeuta no te verá. Debe acompañarte en un camino de autosanación.

También es importante que quieras un terapeuta que se sienta cómodo en su cuerpo, con su propia sexualidad. No querrás a alguien que quiera llevar adelante su curación a expensas de la tuya.

Te mereces volver al cuerpo con amor, de manera suave, dulce y despacio, siendo contenid@ y decodificando los softwares uno a uno, para que el caos se convierta en un orden saludable, que te lleve a la vida y a la conexión.

Sufriste una herida, pero hoy tienes los recursos para sanarte y están dentro de ti. Está en tus manos ir muy despacio para reencontrarte con todos esos pedacitos dispersos de ti mism@.

Hoy puedes conocer el lenguaje de esos softwares, decodificarlos, ponerles nombres, etiquetarlos y colocarlos en un lugar dentro de ti que te permita seguir creciendo, amando y desarrollándote como un ser humano creativo, solidario y compasivo.

Tu niñ@ herid@ te está esperando.

Lo miro, la miro y le guiño el ojo para que te tome de la mano y te empuje hacia las nuevas primaveras que nacen de los lluviosos inviernos, para correr a los abundantes veranos que te llevarán a los poéticos otoños.

La VIDA  te espera.

Abrazo a todos los niñ@s que están esperando en aquella estación del miedo y de la vergüenza. Hoy les digo ¡¡¡¡hay primaveras que los esperan!!!!

Recomiendo la lectura de Peter Levine Trauma Sexual: Una herida Sagrada.

Recomiendo Terapeutas de Somatic Experiencing, para tratar estos temas.

Vilma Bustos.

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Trauma Sexual: Incesto y Abuso Sexual a niñ@s

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La Inocencia transgredida y el corazón roto.

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Podemos dar LUZ a la oscuridad. Reflexionando acerca de cómo transmitir Calma, Esperanza, y sobre todo mi Presencia Amorosa. 

Para comunicar acerca de experiencias de trauma sexual, incesto y abuso sexual, vino a mi una imagen: mis padres, mis abuelos y sus contextos. Venían de la pobreza material, esa que, a veces, atrapa el alma y no permite desarrollar la consciencia y abrazar el amor. Solo viven en la confusión, tensión, ansiedad e incluso locura.

El incesto, es un hecho traumático para quien fue víctima. Vivirá mucha confusión, miedo, vergüenza, culpa, rabia y un estado de ansiedad permanente.

La niña o niño que recibió ese golpe a su inocencia se ve atrapad@ en un vínculo trastocado que, si no se mira con coraje y conciencia, teñirá gran parte de su vida de dolor y confusión.

Si esto te ocurrió, parte de la vida vas a transitar portando dentro tuyo la desconexión con el ambiente, con la raza humana y contigo mism@ y tendrás una experiencia  silenciosa de perturbación y devastación interior permanente.

Estas heridas son tan profundas que pueden parecer irreparables. En mis cuarenta años de terapeuta, buscadora incansable de herramientas para reparar los corazones heridos, hoy puedo decirte que esa herida puede repararse.

¿Cómo reparar un corazón herido?

Existe una canción que habla de cómo repararlo, habla de que hay hechos que SON, habla de pedir ayuda y de seguir en la vida. Todo lo que ocurrió allá atrás, ¡YA PASÓ! Y sobreviviste a esa herida.

Mira a tu alrededor, mira dónde estás AHORA, mira a los que te acompañan, mira cómo lograste salir de esa experiencia, los recursos que usaste, la fuerza que tuviste y, sobre todo, mira tu corazón que, a pesar del horror vivido, aún está VIVO y AMA.

Lo que viviste fue una trasgresión a tu Inocencia y dejó heridas en tu corazón. Sí y puedes repararlo HOY.

Todos los traumas sexuales son sobre violación, sobre la violación en forma de intrusión en nuestros espacios internos más profundos, sagrados y personales.

Hay diferentes tipos y niveles de trauma sexual y hay una gran diferencia entre los vividos en la infancia y en la adultez. En los primeros, el trauma es más profundo porque está la traición y el apego confuso. He observado en la consulta que hay una variedad de síntomas asociados a traumas sexuales, aquí señalaré algunos.

– Somatizaciones, síntomas físicos y enfermedades psicosomáticas.

– Discapacidad en la regulación de las emociones, desde sentirse sobrepasad@ con las emociones hasta no sentir nada, estar apagad@.

– Relaciones distorsionadas con otras personas, dificultades en crear y mantener vínculos afectivos a nivel físico/sexual y emocional.

– Abuso de drogas, alcohol, exceso de trabajo y promiscuidad sexual.

– Desordenes alimenticios.

– Autoflagelación-

-La pérdida de una creencia o Fe en la bondad de la gente o en algo superior.

Todos los seres humanos nacemos en un sistema familiar y los eventos traumáticos  sexuales ocurren en este sistema. Nada ocurre en el aire. Estas experiencias son también síntomas del sistema, ya que están insertas en una familia, ocurriendo en ella a través de sus miembros. Estos hechos muestran que este sistema se encuentra profundamente Perturbado y presenta un gran desorden y distorsión.

Así como experimentamos una gran desregulación de nuestro sistema nervioso cuando somos impactados por un evento muy fuerte, intenso, repentino y temprano, la familia como sistema, también está expuesta a eventos traumáticos que impactan a todos los miembros. Por ejemplo, la pobreza, la guerra, dictaduras, asesinatos o transgresiones de los límites generan en el sistema un estado de shock, desconexión y fuertes disociaciones. En algunos miembros de la familia, estos síntomas son también traspasados de generación en generación.

Sanarte a ti mism@, HOY, es sanar a las futuras generaciones de tu familia, que te miran con ojos anhelantes para que des el salto a mirar lo que pasó y a encontrar dentro de ti la oscura semilla alojada por el victimario en tu herido corazón.

Salirse de la dinámica de Víctima/perpetrador/salvador, es el primer paso.

¿Cómo?

Sí, tuviste una experiencia de incesto y abuso sexual, pero HOY ya no está.

Sanarse de las heridas del trauma HOY, está en tus manos.

Lo que sí está hoy, es una profunda desregulación en tu cuerpo, en tu sistema nervioso, que puedes observar en la ansiedad, agitación, excitación corporal que llevas todos los días. También puedes observarlo en tus estados depresivos, angustiosos, crisis de pánico, bajones, timidez, miedo y vergüenza excesiva.

Todos estos síntomas están en el cuerpo. La causa es un exceso de voltaje/energía que se activó cuando sufriste la violación de tus límites físicos, emocionales, espirituales. Este voltaje, toca tu puerta porque quiere salir y ser DESCARGADO. Estos síntomas son un llamado de tu alma para que retornes a ti.

El perpetrador ya no está, dejó la semilla del mal dentro de ti. Seguir mirándolo es seguir regando y aumentando ese voltaje interno, vuelves a re-traumatizarte.

Gracias a las Constelaciones Familiares, una parte de la sanación es posible. Le devolvemos al perpetrador padre/abuel@/ti@ SU MALDAD y eso alivia mucho porque se recupera la inocencia y la semilla de la maldad es devuelta a su lugar.

Al comprender que el sistema familiar estaba en trauma y desequilibrio, la niña o niño quisieron equilibrar ese sistema desde el amor ciego, ayudando a la mamá o a la abuela por lo que ellas no hacían. El inconsciente familiar tomó a la niña o niño y los puso en un lugar que no les correspondía. Es muy difícil de comprender, pero sí ayuda el ver cómo esos padres (madre y padre) estaban profundamente perturbados, disociados y eran también víctimas de sus infancias difíciles, donde la pobreza física y espiritual era el contexto y ellos no pudieron liberarse de ese mal.

Ver al alma del padre y de la madre, ver a su niña o niño clamando amor, ver cómo la inconsciencia del mal los tomó y se generó en ellos tanta perturbación, ayuda a dejarlos atrás con lágrimas compasivas.

«No pudieron y dejo con ustedes su maldad, su perturbación, su culpa. Me libero de todo eso y avanzo en la vida. Rescato a mi niña, niño herid@ porque AHORA yo puedo cuidarl@. Uds me pasaron la vida y la tomo al precio que me la pasaron y HOY me hago cargo de ella también. Ahora me manteng@ lejos de uds todo lo que yo necesito. Lo que ocurrió en nuestra familia es IMPERDONABLE y dejo esa culpa con ustedes.”

Rescatar a la niña o niño herido es el gran paso a la sanación. Ayudar al cuerpo a descargar el voltaje de trauma, es concretizar darle a esa niña o niño un contenedor/ cuerpo amoroso, compasivo, que no tuvo y que HOY sí puede tener.

Así todo lo que pasó, YA PASÓ.

Una vez que se toma a la niña o niño y el cuerpo se sana y autorregula, el corazón es zurcido con hilos de plata y oro llenos de amor. De esta forma se hace posible que el alma y el corazón se miren y exista un abrazo de profunda comprensión acerca del ser humano y, desde allí, emergen brotes de compasión, alegría, esperanza, paz y una dulzura de lluvias cristalinas que inundarán todo el cuerpo, la mente y  el corazón. Esto podrás compartirlo con todos los que te rodean.

Hoy eres Más Grande. 

Agradezco ser un canal para entregar estos conocimientos y ayudar a que nos sanemos unos a otros.

¿Qué ayuda?

– Terapia Neural  (Clinica Intersomos)

– Osteopatía  (Clínica Intersomos)

– Constelaciones Familiares.

-Terapia Somatic Experiencing.

– Yoga terapeútica

– Neuro-feedback

– Arte terapia

– Meditación, mindfulness

Vilma Bustos.

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Trauma Sexual: Caminos de Sanación

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Escribiré un ciclo acerca de Trauma sexual. Tengo la Esperanza de que estas palabras alivien el corazón de much@s.

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Distinción entre abuso sexual y transgresión de límites entre los herman@s.

Te invito a un viaje reflexivo, a poner atención en la respiración y en los pies que están en la tierra. Mira a tu alrededor, donde sea que estés, estás aquí, segur@, estás viv@, has pasado por muchas cosas difíciles y SOBREVIVISTE.

Experiencias de connotación sexual vividas con los hermanos es fuente de mucho dolor, tristeza, culpa, rabia y confusión.

Son experiencias tan fuertes, intensas, repentinas y tempranas que producen shock, congelamiento y olvido, hasta que llega el momento que aparecen en la consciencia y es un signo de salud. ¡Por fin! El sistema psico-biológico puede sostener, mirar, contener estas experiencias y sanar. Habla que estás en un momento de fuerza, de autocontención.

Cuando ocurre esto, un segundo paso es PEDIR AYUDA. Ser acompañado es necesario en la sanación de los traumas. Una de las cosas que ocurren como parte del trauma es que se vive la experiencia en soledad, sin contención y con mucho miedo.

Quiero hacer una distinción entre abuso sexual y transgresión de límites. La adolescencia es una etapa muy difícil del desarrollo humano. Muchos autores la denominan la «etapa psicótica». Un alto caudal de hormonas nuevas y desconocidas, como las hormonas sexuales, junto a un cerebro en desarrollo e incompleto. Las zonas del juicio, sentido común, ética, moral, postergación y control de impulsos están en proceso de maduración. 

Sumado a esto, un sistema familiar y social que no está siendo capaz de educar a los niños y adolescentes acerca de estas sensaciones intensas que ocurren en el cuerpo, la claridad de poner reglas y normas amorosas en relación a respetar y conocer su propio cuerpo y el de los otros.

Agreguemos intensas experiencias traumáticas vividas en la familia,problemas familiares que se transmiten transgeneracionalmente y publicidad erotizadora. Lo anterior, da cabida a que ocurran experiencias de transgresión de límites entre los hermanos.

Experiencias dolorosas, confusas, que generan síntomas y que se olvidan como mecanismo de defensa, son transportadas hasta el momento que piden ser miradas. La invitación que hago es a mirar estas experiencias, CONTEMPLAR lo que sucedió, tomando firmemente de la mano al niñ@ o adolescente que sufrió esta transgresión.

Esto fue muy malo, muy fuerte, confuso y no debió haber ocurrido ¿dónde estaba papá y mamá? ¿Cómo alguien tan querido pudo haber hecho algo así?  Son las preguntas que hace ese niñ@ y ahora tú, el del presente, puede responderle. Le puedes decir: “Sí, todo lo que viviste fue muy malo, tú eres INOCENTE. Lo que te ocurrió no tiene nada que ver contigo, fuiste víctima de un acto imperdonable.  Lo que puedo decirte hoy, es que no estás sol@, ahora yo te veo y te acompaño, antes no pude, ahora puedo. Y buscaré ayuda para ayudarte y comprender qué ocurrió.”

Volver a mirar la experiencia para culpar al que hirió tu inocencia es no avanzar, es seguir repitiendo dentro de ti el acto trasgresor. Es seguir confundid@ en ese lugar que HOY ya no está.

Vuelve a mirar acá afuera, tu pieza, el lugar donde estás leyendo esto, vuelve a percibir tu cuerpo, tienes un cuerpo que contiene todo tu ser, tus emociones y estás viv@.

CONTEMPLAR esa experiencia para buscar caminos de sanación es el gran paso, buscar apoyo en las redes, buscar compañía virtual, es un grito de ayuda, pero no te sana. Puede convertirse en más dolor para tu niñ@ transgredido. La invitación para sanar es otro adulto que conozca los caminos de salida. Un terapeuta que conozca caminos de sanación, que no esté tomado por la dinámica víctima/perpetrador.

Trabajar la transgresión como un trauma psico-biológico-familiar-social.

Si tú fuiste el transgresor, también es una experiencia dolorosa, fuerte, intensa e incomprensible. Talvés esa experiencia la estás ahogando en diferentes adicciones: alcohol, drogas, adicción al sexo, promiscuidad, represión, al trabajo y el olvido.  

Tú también estás en trauma, lo que hicistes es IMPERDONABLE. Es cierto, ese acto y esas acciones no tienen perdón y es algo que vas a llevar toda la vida si te haces consciente del daño que provocó. También es cierto que estabas confundido, raro, perdido, ignorante y descontrolado, lejos de ti mism@ y eras un adolescente.

Tú no sabías, ahora lo sabes y es tu oportunidad de acercarte a la víctima y ayudarla a su sanación. Si la víctima se sana tu te sanas, decirle “lo que te hice fue muy malo, eso no se le hace a un familiar y menos un niñ@, me equivoqué, es imperdonable y te puedo decir que yo soy el único responsable, tú eres inocente, y SOLO yo he de llevar esta culpa.” 

Actualmente existen terapias reparatorias para ambos adolescentes, el que cometió la transgresión y el que recibió la transgresión. Tenemos terapias que sanan los traumas como Somatic Experiencing que acompañan a ampliar la mirada y traen a las personas a la autorregulación y a liberarse de la dinámica de víctima/perpetrador.

Como sociedad tenemos una gran responsabilidad de estas experiencias traumáticas, IGNORANCIA, falta de una educación sexual, a nivel familiar y educacional, la represión sexual, discriminación y traumas son las causas reales de situaciones de Trasgresión de los Límites.

Los traumas no ocurren en el aire, ocurren en un CONTEXTO, en la Familia. Es necesario que trasgresiones y abuso sexual sean puestos y mirados también desde la mirada SISTÉMICA, buscar las CAUSAS de por qué estas experiencias se repiten transgeneracionalmente es un deber de consciencia. Para terminar desde la raíz con estas experiencias que son heridas del corazón y no se vuelvan a repetir.

También es una responsabilidad personal de rescatar al niño o niña herida que está en el interior del adult@ y sanarl@ en su integridad, en terapias reparatorias, terapias que ayuden al cuerpo a descargar la energía de trauma alojadas en él, que se observan en síntomas como crisis de angustia, ansiedad, fibromialgia, dolores crónicos, disociación, confusión, enfermedades inmunológicas, depresiones, adicciones, etc.

Y actualmente, desde la Neurociencia, hay respuesta para sanar dichos dolores integralmente. Terapias como la neural, el enfoque psicosomático (Somatic Experiencing y otras terapias corporales de sanación de traumas) y las constelaciones familiares ayudan enormemente al adulto a recuperar al niñ@ herido y empoderan al adulto para vivir un presente con el amor en plenitud.

También ayudan mucho los grupos de apoyo de personas que han vivido experiencias similares, como un espacio de contención y de integrar lenta y suavemente las experiencias difíciles vividas al compartirlas con pares.

Asimismo el apoyo de grupos de padres y madres que no pudieron, no supieron cómo lidiar con estos hechos, será positivo. Que sean acompañados, sostenidos y educados para poder convivir con estos hechos de una manera amorosa y no culpógena. Así liberarlos para poder abrazar a ambos hijos por igual.

Como sociedad tenemos la responsabilidad de educarnos, informarnos, modelar y enseñar a los niños y adolescentes acerca del respeto y cuidado del cuerpo tanto del propio como del otro. Educando a los padres, para que desde el inicio del hacer familia existan reglas de pudor, cuidado en la exposición del cuerpo y conocimiento de las etapas del desarrollo de los niños. Siendo modelos de una vida sexual íntima y cuidadosa.

Hoy podemos sanarnos, hoy podemos acompañar a los herid@s, hoy podemos transformar esta herida en una herida sagrada que nos impulsa individual y comunitariamente a ser conscientes y dar un paso más a estar despiertos y presentes hoy.

Abrazo a tod@s los que han vivido estas difíciles experiencias y les digo: esto pasó, ya es hora de sanar y hoy pueden liberarse de estas experiencias y colocarlas en un lugar del corazón, para que no ahoguen todo el corazón ni te impidan amar.

Vilma Bustos.

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